martes, 1 de diciembre de 2009

Denunciar torturas no es apoyar el terrorismo

Pedro López López y Lydia Vicente Márquez

La vocación expansiva del término 'terrorismo' desde el 11-S no parece tener límites. Y, por supuesto, el "entorno" del terrorismo y la supuesta "colaboración" con el terrorismo crecen exponencialmente. Pero incluso antes de esa fecha, algunos países ya disponían de una legislación "antiterrorista" excesivamente amplia que paulatinamente ha ido degradando la protección de los derechos humanos. La historia nos ha demostrado –y a pesar de ello hemos sido incapaces de aprender- que el absolutismo y los argumentos excepcionales utilizados en la lucha contra el terrorismo no han resuelto el problema ni han traído mayor seguridad, pero sí han conducido a una vulneración preocupante de los derechos humanos. Es importante entender lo que ya ha sido ampliamente reconocido: que tales medidas han tenido consecuencias contraproducentes. Los tribunales internacionales de derechos humanos advierten que, independientemente de la gravedad de ciertas acciones y de la culpabilidad de quienes cometen ciertos delitos, el poder de los Estado no es ilimitado, ni pueden éstos adoptar cualesquiera medidas que estimen oportunas para alcanzar sus fines. No obstante, hacemos oídos sordos.

El terrorismo no parece que tenga capacidad para terminar con la democracia, pero la lucha contra el terrorismo cada vez parece más capaz de hacerlo. Y ello porque los gobiernos no quieren entender que tienen la responsabilidad de proporcionar una estrategia y unas directrices que sirvan para determinar aquellas prácticas que sean las más eficaces en la lucha contra el terrorismo, y que a su vez permitan llevar a cabo tal labor de la forma más efectiva dentro de los límites permitidos por el derecho internacional. Mientras que el terrorismo busca destruir los derechos humanos, los Estados deben entender que la protección de tales derechos, en el contexto de la lucha contra el terrorismo, es necesaria porque, por un lado, es lo que impone el derecho internacional, y, por otro, es la manera más eficaz de alcanzar la ansiada seguridad.

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2 comentarios:

Sarashina dijo...

Muy interesante el articulo. Por lo menos para mí, son asuntos ya conocidos y pensados muchas veces, pero da gusto verlo así, ordenado y razonado, con documentación y referencias precisas.

Eusebio dijo...

Tienes razón, Clares, muchas gracias por tu opinión.
Un abrazo.